MITO 3: El mejor estilo de defensa.
La discusión de cuál es el mejor estilo de artes marciales, es eterna, y a la fecha sin ninguna respuesta. Los atributos por lo general se los mide en función a la eficacia, brutalidad, complejidad de técnicas, haciendo hincapié que sea cual sea el estilo este sea infalible, aspecto muy acrecentado con las películas donde vemos a una sola personas enfrentarse contra 5 fuertemente armados, superándolo en fuerza física y tamaño, y el héroe los vence sin ni siquiera despeinarse.
Indudablemente un buen entrenamiento incrementa nuestras posibilidades de éxito a nuestro favor. Pero la discusión sobre cuál es el mejor estilo es muy vieja, y solo refleja un grado muy elevado de ignorancia en lo que respecta a la defensa personal. Como lo hemos desarrollado a lo largo de nuestro blog y en nuestras instrucciones a diferentes entidades donde necesitan una alta seguridad, aprender a defenderse no es un tema de técnica sino de táctica, y una cosa es ser muy buen peleador y otra es entrenarse en defensa personal. Decir lo contrario es lo mismo que afirmar que si un soldado se entreno y sabe cómo manejar su rifle ya puede ganar la guerra.
Tony Blauer, al respecto indica: “Si solo con aprender artes marciales todos pudiéramos salir exitosamente de escenarios de riesgo, pues el tema de la delincuencia hubiera acabado hace tiempo y solo algunos estarían a salvo”. Lamentablemente nuestra realidad indica que cada día los delincuentes son más agresivos, cada día se descubren nuevos modus operandi, y la lista de víctimas fatales a día se incrementa.
Desde que existen las armas de fuego, las artes marciales dejaron de tener ventaja en los términos de calle, incluyendo los estilos combinados y más brutales desarrollados a la fecha. Y esta es la diferencia fundamental cuando se habla de defensa personal ya que abarca desde el uso de armas hasta la situación más desesperada de un ser humano: tener que usar las manos y lo que esté al alcance para poder salvar la vida. Aprender a pelar o utilizar alguna arma blanca es solo un pequeño aspecto de lo que nosotros llamamos defensa personal, ya que de por medio de un enfrentamiento existen aspectos psicológicos, legales, médicos, prevención, manejo de escenarios de riesgo, armas, drogas, pandillas, etc.
Cuando la adrenalina esta fluyendo por tu torrente sanguíneo ya sea provocado por miedo, por una alteración externa u otros, tu cuerpo se inhibe del dolor.
Esta aseveración la pude comprobar cuando sufrí una ruptura en el tendón de Aquiles. Durante mi época de entrenamientos vi lesiones de rotura de tendón de Aquiles, vi como las personas se desfiguraban por el dolor, como se contraía la pierna lesionada y que la única solución era una operación de lo más complicada, y que posteriormente tenias que aprender a caminar nuevamente.
El temor que sentía ante tal lesión hizo que me siempre me cuidara para evitarla, pero lamentablemente un día que sin hacer mucho esfuerzo di un mal paso, y sentí que el tendón se rompió, sentí el latigazo en la nuca que todos sienten al momento de la lesión. Lo curioso fue que no sentí dolor alguno, no sentía que la pierna se me contraía, solamente tuve la visión de túnel por unos minutos y con ayuda pude llegar a una movilidad y trasladarme al hospital, donde en la sala de espera fue donde recién sentí algún dolor, pero nada para desfigurarme o que me tengan que sedar por que el dolor era insoportable.
Lo que sucedió fue que mi cuerpo reaccionó ante la lesión que tanto temía, la adrenalina que paso por todo mi cuerpo hizo inhibir el dolor (por el temor acumulado ante tal lesión), aspecto que lo comprobé cuando tuve la visión de túnel, mi cuerpo se protegió y voto una serie de químicos a efecto que no sintiera dolor.
Esta reacción es la que conocemos como el sentido de sobrevivencia, cuándo una madre de 50 kilos ve a su hijo atrapado bajo un auto y ésta lo puede levantar sin mucho problema, son efectos que tiene la adrenalina en nuestros cuerpos, exactamente lo mismo pasará cuando tienes una agresión, en ese momento no sentirás dolor, pero pasado un tiempo te darás cuenta que fuiste golpeado, apuñalado o incluso tuviste fracturas y ahí empezará el dolor.
Es por ello que los puntos vitales de presión que pueden cortar la vida o paralizar a una persona son mera fantasía, que por medio de películas nos han hecho creer que son altamente efectivos y que con saberlos podemos salir victoriosos de cualquier situación.
Sobre este último escenario, tuvimos la experiencia en un seminario de artes marciales, donde se trataban desarmes de arma blanca, donde vimos la típica demostración, donde un alumno disimula dar una puñalada recta al estomago de su maestro, y el maestro le agarra la muñeca le quita el cuchillo y el alumno sale volando por los aires. Todas las técnicas salieron fluidamente cuando el atacante atacaba por el lado derecho y colocaba el pie derecho por adelante.
Luego intentamos hacer el desarme con un atacante zurdo, que no tenía el cuidado de colocar el pie izquierdo por delante, además acortamos la distancia del ataque y ya no constaba de un solo ataque sino de varios y a mucha velocidad, en resumen la técnica aprendida no sirvió de nada ya que el maestro termino con más de 10 puñaladas en diferentes partes del cuerpo y si a eso le sumamos un escenario de realismo, el maestro no tenía idea de primeros auxilios, y una ambulancia en nuestro país lamentablemente tarda en llegar por lo menos unos 15 minutos, y si existe un corte en una arteria y el paciente no sabe qué hacer este se desangra en menos de 5 minutos.
Sobre tal experiencia en defensa personal se desarrolló técnicas de desarme para situaciones comunes de ataque, y desde luego que implementamos los primeros auxilios y técnicas de negociación, ya que por lo general pude ser que te enfrentes a una pandilla donde hay más de uno armado, y enfrentarse sería lo último que hagas en tu vida.
Enseñar al público un repertorio de técnicas sin comprobar no solo es irresponsable sino que extremadamente peligroso para aquel que deposita su confianza en un instructor que se supones sabe más.
Ciertamente la mayoría de los que se acercan a las artes marciales lo hacen para aprender a defenderse, pero es necesario entender que mas allá del dominio técnico las situaciones de riesgo son mucho más complejas que simplemente atacar y defenderse, omitir esto es ingenuo y bastante peligroso, no olvides que estás jugando con tu vida!
Indudablemente un buen entrenamiento incrementa nuestras posibilidades de éxito a nuestro favor. Pero la discusión sobre cuál es el mejor estilo es muy vieja, y solo refleja un grado muy elevado de ignorancia en lo que respecta a la defensa personal. Como lo hemos desarrollado a lo largo de nuestro blog y en nuestras instrucciones a diferentes entidades donde necesitan una alta seguridad, aprender a defenderse no es un tema de técnica sino de táctica, y una cosa es ser muy buen peleador y otra es entrenarse en defensa personal. Decir lo contrario es lo mismo que afirmar que si un soldado se entreno y sabe cómo manejar su rifle ya puede ganar la guerra.
Tony Blauer, al respecto indica: “Si solo con aprender artes marciales todos pudiéramos salir exitosamente de escenarios de riesgo, pues el tema de la delincuencia hubiera acabado hace tiempo y solo algunos estarían a salvo”. Lamentablemente nuestra realidad indica que cada día los delincuentes son más agresivos, cada día se descubren nuevos modus operandi, y la lista de víctimas fatales a día se incrementa.
Lo importante no es lo que entrene sino como lo entrene, si su experiencia es darle de palos a una piñata, pero si entiende el cómo y el cuándo hacerlo pues usted no necesitará más que un palo con papel crepé o una bandeja para poder sobrevivir, ya que no se trata de hacer nuestro mejor movimiento sino el peor para nuestro adversario. Lo importante es que se sienta cómodo y le guste lo que practique, similar situación que cuando se compra por ejemplo un arma.
Desde que existen las armas de fuego, las artes marciales dejaron de tener ventaja en los términos de calle, incluyendo los estilos combinados y más brutales desarrollados a la fecha. Y esta es la diferencia fundamental cuando se habla de defensa personal ya que abarca desde el uso de armas hasta la situación más desesperada de un ser humano: tener que usar las manos y lo que esté al alcance para poder salvar la vida. Aprender a pelar o utilizar alguna arma blanca es solo un pequeño aspecto de lo que nosotros llamamos defensa personal, ya que de por medio de un enfrentamiento existen aspectos psicológicos, legales, médicos, prevención, manejo de escenarios de riesgo, armas, drogas, pandillas, etc.
MITO 4: Los puntos vitales.
Seguramente te hablaron de los puntos vitales, del triangulo de la muerte, que con un solo toque puedes paralizar, desmayar o incluso quitarle la vida al oponente. Nada mas errado, ya que los puntos vitales en una y otra persona están en lugares diferentes, ya sea por contar con mayor masa muscular o menor, contra una persona alterada por drogas o alcohol un golpe en los genitales prácticamente es inútil, solo lograras incrementar su agresividad. Cuando la adrenalina esta fluyendo por tu torrente sanguíneo ya sea provocado por miedo, por una alteración externa u otros, tu cuerpo se inhibe del dolor.
Esta aseveración la pude comprobar cuando sufrí una ruptura en el tendón de Aquiles. Durante mi época de entrenamientos vi lesiones de rotura de tendón de Aquiles, vi como las personas se desfiguraban por el dolor, como se contraía la pierna lesionada y que la única solución era una operación de lo más complicada, y que posteriormente tenias que aprender a caminar nuevamente.
El temor que sentía ante tal lesión hizo que me siempre me cuidara para evitarla, pero lamentablemente un día que sin hacer mucho esfuerzo di un mal paso, y sentí que el tendón se rompió, sentí el latigazo en la nuca que todos sienten al momento de la lesión. Lo curioso fue que no sentí dolor alguno, no sentía que la pierna se me contraía, solamente tuve la visión de túnel por unos minutos y con ayuda pude llegar a una movilidad y trasladarme al hospital, donde en la sala de espera fue donde recién sentí algún dolor, pero nada para desfigurarme o que me tengan que sedar por que el dolor era insoportable.
Lo que sucedió fue que mi cuerpo reaccionó ante la lesión que tanto temía, la adrenalina que paso por todo mi cuerpo hizo inhibir el dolor (por el temor acumulado ante tal lesión), aspecto que lo comprobé cuando tuve la visión de túnel, mi cuerpo se protegió y voto una serie de químicos a efecto que no sintiera dolor.
Esta reacción es la que conocemos como el sentido de sobrevivencia, cuándo una madre de 50 kilos ve a su hijo atrapado bajo un auto y ésta lo puede levantar sin mucho problema, son efectos que tiene la adrenalina en nuestros cuerpos, exactamente lo mismo pasará cuando tienes una agresión, en ese momento no sentirás dolor, pero pasado un tiempo te darás cuenta que fuiste golpeado, apuñalado o incluso tuviste fracturas y ahí empezará el dolor.
Es por ello que los puntos vitales de presión que pueden cortar la vida o paralizar a una persona son mera fantasía, que por medio de películas nos han hecho creer que son altamente efectivos y que con saberlos podemos salir victoriosos de cualquier situación.
MITO 5: Los menos expuestos a la delincuencia.
Existen tres exponentes de este mito:
a) Los que piensan que todo lo pueden solucionar a golpes convencidos que su técnica los mantiene lejos del peligro gracias a una especie de súper poderes que los hace invulnerables a emboscadas, tiroteos, intentos de homicidio, etc. Lamentablemente son los más expuestos a situaciones de violencia ya que no hacen el mínimo esfuerzo por prevenirlas.
b) Otros igual de peligrosos son los que tienen clasificado como un tabú prepararse para enfrentar situaciones de total desventaja, y que por un poder súper humano y casi divino están seguros que nunca les pasará nada porque simplemente no atraen esas energías negativas. Quienes piensan así no exploran escenarios de violencia, o ni siquiera se preocupan de percatarse que barrios son peligrosos.
c) Y los más peligrosos: los que tratan de extrapolar técnicas y enfoques tradicionales para resolver problemas modernos sin verificarlos.
Sobre este último escenario, tuvimos la experiencia en un seminario de artes marciales, donde se trataban desarmes de arma blanca, donde vimos la típica demostración, donde un alumno disimula dar una puñalada recta al estomago de su maestro, y el maestro le agarra la muñeca le quita el cuchillo y el alumno sale volando por los aires. Todas las técnicas salieron fluidamente cuando el atacante atacaba por el lado derecho y colocaba el pie derecho por adelante.
Luego intentamos hacer el desarme con un atacante zurdo, que no tenía el cuidado de colocar el pie izquierdo por delante, además acortamos la distancia del ataque y ya no constaba de un solo ataque sino de varios y a mucha velocidad, en resumen la técnica aprendida no sirvió de nada ya que el maestro termino con más de 10 puñaladas en diferentes partes del cuerpo y si a eso le sumamos un escenario de realismo, el maestro no tenía idea de primeros auxilios, y una ambulancia en nuestro país lamentablemente tarda en llegar por lo menos unos 15 minutos, y si existe un corte en una arteria y el paciente no sabe qué hacer este se desangra en menos de 5 minutos.
Sobre tal experiencia en defensa personal se desarrolló técnicas de desarme para situaciones comunes de ataque, y desde luego que implementamos los primeros auxilios y técnicas de negociación, ya que por lo general pude ser que te enfrentes a una pandilla donde hay más de uno armado, y enfrentarse sería lo último que hagas en tu vida.
Enseñar al público un repertorio de técnicas sin comprobar no solo es irresponsable sino que extremadamente peligroso para aquel que deposita su confianza en un instructor que se supones sabe más.
CONCLUSIONES:
No se trata de menospreciar a las artes marciales, ya que los instructores de defensa personal somos practicantes de las mismas, sino de entender que son trabajos distintos ya que persiguen objetivos diferentes.
Ciertamente la mayoría de los que se acercan a las artes marciales lo hacen para aprender a defenderse, pero es necesario entender que mas allá del dominio técnico las situaciones de riesgo son mucho más complejas que simplemente atacar y defenderse, omitir esto es ingenuo y bastante peligroso, no olvides que estás jugando con tu vida!

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